¿Existe El Alma?
¿Existe El Alma?
Nuevas pruebas de la existencia del “sexto sentido” y de la existencia del alma, realmente somos seres de luz. Un científico británico comenta que no existen pruebas convincentes de que el ser humano sea simplemente carne y hueso que no tenga poderes psíquicos. La Asociación Británica para el Avance de la Ciencia ha dicho que un número considerable de experimentos apoya la teoría del “sexto sentido” – una habilidad que puede tener sus raíces en nuestro pasado, cuando el sentir la presencia de un depredador era una cuestión de vida o muerte.
La idea de que las personas son capaces de tener poderes paranormales, como pueden ser las premoniciones, la telepatía, los viajes fuera del cuerpo, etc… forma parte de un nuevo estudio del Instituto de Investigación de Psiquiatría, que sugiere que la mente puede existir fuera del cuerpo humano como una especie de campo magnético imperceptible. La investigación ha sido dirigida por el Dr. Peter Fenwick, un neuro-psiquiatra de la Universidad londinense, que acaba de terminar un estudio realizado en pacientes cardíacos, que han tenido una ECM después de que sus corazones dejaran de latir.
“No existen pruebas convincentes para impugnar la teoría que establece que la conciencia sólo puede existir en el cerebro, y eso es lo que tratamos de demostrar, la conciencia (alma, espíritu) puede realmente vivir sin el cuerpo, esto es de enorme importancia a la hora de comprender la mente.”
60 pacientes de la unidad coronaria del Hospital Southampton fueron entrevistados después de que estos sufrieran un ataque al corazón, y como consecuencia de ello mostraran posteriormente un electroencefalograma plano, pudiéndose diagnosticar una muerte cerebral. Siete de ellos reportaron experiencias de ECM – definiendo claramente la sensación característica de dejar el cuerpo, entrar en un túnel y entrar en un área de “amor, gozo y gran conciencia.”“Es significativo, y tenemos que hacer notar, que después de un paro cardiaco, se pierde la conciencia en ocho segundos, y que 11 ondas cerebrales se vuelven planas, después de este espacio de tiempo, la totalidad de las ondas cerebrales dejan de funcionar, el cerebro ya no tiene la capacidad para recrear un modelo de mundo o un entorno, por lo tanto la presencia de estas experiencias en el espacio tiempo en el que no se aprecia actividad, es algo notable,” comentó el Dr. Fenwick.
“La experiencia se produjo sin lugar a dudas cuando no existía flujo sanguíneo en el cerebro, por lo tanto la conciencia parece continuar existiendo fuera del cerebro.” continuo comentando el Dr. Fenwick
En el pasado se pensaba que, estas experiencias se solían producir en el intervalo de reanimación y que eran meramente anecdóticas. Sin embargo, en este reciente estudio en el que se ha rastreado todo vestigio de actividad eléctrica cerebral sugiere que no es así.
“Este y otros estudios acaban por demostrar que la mente y el cerebro no son la misma cosa, parece que la mente puede funcionar sin el cerebro como una especie de campo electromagnético.”
El Dr. Fenwick comentó que la idea de una mente que existe fuera del cuerpo, puede ayudar a explicar los fenómenos psíquicos.
Basándonos en las entrevistas realizadas con sobrevivientes de la unidad coronaria de la ADA del Southampton General Hospital, en un estudio realizado anteriormente que fue publicado en 2001, los autores, el Dr. Peter Fenwick [neuropsiquiatra, NDT] consultor del Instituto de Psiquiatría de Londres, y el Dr. Samuel Parn, un colega investigador, clínico y archivero en el Hospital de Southampton, confirmaron que existía la necesidad de realizar una mayor investigación. Hoy día disponemos de esos nuevos datos pero, aun nos queda un camino por recorrer.
El Dr. Parnia comento: “Estas personas no tienen estas experiencias cuando deberían de producirse, es decir, cuando el cerebro aún presenta actividad, la tienen cuando el cerebro está muerto. Lo que podría dar una respuesta a la pregunta de si la mente o la conciencia es producto del cerebro o si este es una especie de intermediario para la mente, que existe de una forma independiente.”
Dr. Fenwick comentó: “Si la mente y el cerebro son independientes, a continuación, nos lleva a preguntarnos sobre la supervivencia de la conciencia después de la muerte. Y también se plantea, por lo tanto, la cuestión de la existencia de un componente espiritual en los seres humanos.”
Los investigadores también pudieron excluir que éstas personas hubieran sido tratadas con algún tipo de droga, ya que el procedimiento de los cuidados de la unidad de cuidados coronarios intensivos del hospital fue la misma en todos los casos.
El Dr. Parn, ha estado practicando con su colegas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santo Tomás en Londres, nos comentó: “Yo comencé como un escéptico, pero lo observado en todos estos estudios me han demostrado que estaba equivocado. Ahora creo que existe vida después de esta. Básicamente, hemos vuelto a diversificar la mente del cerebro, en el cuerpo vivo coexisten, pero la mente puede seguir viviendo cuando el cerebro muere.”
Fuente :Científicos demuestran la existencia del alma
Publicado por escuadrondelaverdad en 17 Septiembre 2009
Publicado por escuadrondelaverdad en 17 Septiembre 2009
El alma existe, pesa 21 gramos, entre neurotransmisores del cerebro; institutos de EU profundizan hallazgo de Crick
El alma existe. No en términos metafísicos, sino concreta y científicamente. Está situada en la marea de neurotransmisores y los recovecos de las estructuras cerebrales. Esos 21 gramos que se desvanecen cuando morimos y que mantienen nuestra conciencia activa; ese espíritu apenas perceptible que, según los creyentes, va al cielo o al limbo. Esa quimera, ese suspiro… ya tiene explicación científica. Los primeros esbozos de lo que ahora sabemos, fueron resultado de años de investigación de un hombre irrepetible en la historia de la ciencia. Francis Crick, el mismo físico metido a biólogo que ganó el Premio Nóbel en 1962 por describir, junto con James Watson, la estructura tridimensional de doble hélice del ADN en 1953, dedicó más de 50 años a buscar lo que podemos entender como alma y que algunos llaman conciencia. En un laboratorio construido especialmente para él frente al mar, en el Salk Institute, una prestigiada institución de estudios de biología en San Diego, Crick se dedicó a la búsqueda científica de la conciencia, quizá lo más familiar y cotidiano pero al mismo tiempo, lo más fascinante y misterioso. Nada hay que conozcamos más directamente que nuestra propia conciencia, pero también no hay nada más difícil de explicar. ¿Porqué existe? ¿Cómo funciona? ¿Dónde se aloja? La caja negra. “Tú, tus alegrías, tus tristezas, tus recuerdos y tus ambiciones, tu sentido de la identidad y voluntad personales, no son en el fondo más que la conducta de unas células nerviosas y de sus moléculas asociadas… Como habría podido decir la Alicia de Lewis Caroll: no somos más que un montón de neuronas”.Así comenzó Crick el manuscrito de su libro “La hipótesis asombrosa”, que refleja el fuerte carácter reduccionista del autor, cuya búsqueda científica del alma daba fin a largos años de conductismo y de desdén por el tema de la mayoría de los neurobiólogos.
El primer paso consistió en la afirmación de Crick de dejar de considerar a la conciencia como algo indefinible, y lo que es peor, inasible para estudiar. El cerebro, en opinión de Crick, se consideraba algo así como una caja negra, es decir, un objeto cuya estructura interna es desconocida y hasta irrelevante. Sólo estudiando las neuronas y las distintas interacciones, así como los neurotransmisores que circulan entre ellas, no podrían los científicos construir modelos análogos a los que explican la herencia en términos de ADN, tema en el que Crick era la máxima autoridad moral. Así, Crick consiguió que la existencia del alma dejara de ser un tema filosófico para pasar a ser un problema empírico.
Para los años en que Crick y sus colaboradores empezaron a estudiar el tema a fondo, la conciencia visual, es decir, lo que vemos y cómo lo interpretamos, ya estaba suficientemente cartografiados en nuestro cerebro, gracias a los avances en tomografía axial. Nada más abrir los ojos, y comenzamos a interpretar lo que vemos, por lo que se disparan una gran cantidad de señales por todo el cerebro, catalogando, emulando, recordando, midiendo. Es lo que llamamos “tomar conciencia” de dónde estamos.
SI alguien nos ofrece un objeto, digamos una pluma, nuestros circuitos neuronales toman una serie impresionante de “bites de computación”, afirma Crick en su explicación, y nosotros tenemos la impresión de que “tomamos la decisión” de tomarla o rechazarla. “La verdad es que somos concientes de que tomamos una decisión, no de qué nos hizo tomarla”, explica. A cualquiera le da la impresión de que tomarla o dejarla es un acto libre. La conciencia es mucho más que la transmisión de información y su proceso. El secreto, afirma Crick, está en la atención. Ilusión óptica. Todos hemos estado frente a imágenes que parecen una cosa a primera vista, pero un segundo después parece otra. Es famosa la figura de una mujer joven que puede ser al mismo tiempo una anciana. (Figura 1) La primera “interpretación” trae a nuestra “conciencia” un cúmulo de ideas y sensaciones, y al “cambiar de switch”, son sustituidas inmediatamente por otras, además de la confusión posterior. El cambio en el cerebro que corresponde a nuestra modificación en la atención es la respuesta que dio Crick al gran misterio de la conciencia. Cuando el córtex visual (la parte del cerebro que se “ilumina” cuando observamos algo) responde al estímulo, ciertos grupos de neuronas se disparan muy de prisa y en sincronía.
Éstas, llamadas neuronas oscilantes, corresponden a aspectos del escenario al que se está poniendo atención (la mujer joven del ejemplo). Las neuronas, en un recurso metafórico, reaccionan como un grupo de personas que se ponen a cantar la misma canción. Al cambiar de foco de atención, otra serie de personas (neuronas) cantará una canción diferente. Esta, llamada teoría de la oscilación, semeja también a un cardumen de peces que obedecen órdenes y reaccionan de manera sincrónica, a la perfección. Crick se pasó el resto de su vida, hasta que murió en 2004, haciendo experimentos sobre esta base.“Experimentar, eso es ciencia, no especulación”, afirmaba entusiasmado cada vez que avanzaba en sus ideas. Cuando el equipo experimentó con personas invidentes, el sonido emulaba a la perfección estas ondulaciones neuronales, más allá de que la memoria visual estuviera completamente clausurada.
Es decir, la “conciencia” construye entonces vías alternas. La genética, la información transmitida por los seres humanos desde las cuevas de Altamira, hasta la Tomografía por Emisión de Positrones, nos refuerza que lo que sabemos y conocemos es gracias a que lo podemos transmitir e interpretar. Cuando la actividad cesa aparentemente, es decir, cuando dormimos, nuestras redes neurales y sus neurotransmisores siguen su trabajo, hasta que morimos. Por ello, aún gemelos idénticos tienen almas diferentes, ya que siempre, en algún momento, uno mira hacia un lado y el otro, hacia el lado contrario. Es decir, construyen experiencias, memoria, e interpretaciones diferentes. Al morir, y sólo al morir, la actividad eléctrica y química de nuestro cerebro se detiene realmente, y entonces sí, nuestra alma cesa. Es, en palabras del propio Crick, “materia sin chispa”.
Rigoberto Aranda Cronica.com.mx