Han pasado casi 30 años desde que alguien detectara por primera vez con un receptor de onda corta un extraño zumbido en la frecuencia 4.625kHz. Un zumbido que se repite 30 veces por minuto, todas las horas del día, todos los días del año. Hoy en día, se sabe desde donde se emite la señal, Povarovo (Rusia), pero se sigue desconociendo casi todo lo demás. La imagen superior muestra la localizacion de ese lugar en google.
Se desconoce cuándo comenzaron sus emisiones, aunque parece ser que fue en 1982 la primera vez que alguien reparó en sus pitidos. Un día de ese año, alguien sintonizó la frecuencia 4.625kHz en su receptor de onda corta y pudo oír un pitido de 2 segundos de duración que se repetía de manera continua.
La noticia del descubrimiento comenzó a extenderse entre los entusiastas de la onda corta que se preguntaban cuál sería el fin de una emisión así. La emisora continuó emitiendo la misma inquietante “programación” hasta comienzos del 1990, cuando cambió su repetitivo pitido por un zumbido de 0.8 segundos de duración.
De manera constante, se emitía el zumbido unas 21 o 34 veces por minutos, dejando intervalos de 1 o 1.3 segundos entre un zumbido y el siguiente. Durante el último minuto de cara hora, el zumbido cambiaba por un tono continuo que duraba todo el minuto. La “programación” volvió a sufrir cambios el 16 de enero de 2003, cuando se alargó la duración de los tonos que, además, pasaron a ser más agudos.
Aunque, desde entonces, se ha vuelto a la señal anterior. La emisora emitía, y sigue haciéndolo, las 24 horas del día con una potencia aproximada de 10 kW, aunque entre 7:00 y 7:50 (GMT) lo hace con una menor potencia (2.5 kW), según algunos, porque es cuando se llevan a cabo las labores de mantenimiento.
Aunque no todos son pitidos y zumbidos, sino que es frecuente que se oigan conversaciones lejanas en ruso y otros ruidos de fondo. Podrían ser producidas por la conexión accidental de algún micrófono o porque el aparato que genera el zumbido no está conectado directamente a la emisora sino que está delante de un micrófono, aunque no sería lo más normal.
Al parecer, una de estas conversaciones se escuchó el 3 de noviembre del 2001: “Soy el 143. No recibo el oscilador”. A lo que siguió un “Esto es lo que la sala de operaciones está enviando” o “estas son las órdenes de operaciones”.
También se han escuchado mensajes, aunque muy pocos. Durante los años que se lleva monitorizando la frecuencia, parece que no han sido más de tres o cuatro los mensajes interceptados. El primero, a las 21:58 (GMT) del 24 de diciembre de 1997. Varias series cortas de pitidos sustituyeron al insistente zumbador y, al cabo de un momento, una mujer hablando en ruso anunció: “Ya – UVB-76. 18008. BROMAL: Boris, Roman, Olga, Mikhail, Anna, Larisa. 742, 799, 14” (los nombres son del alfabeto fonético ruso, que sirve para deletrear).
El mensaje fue repetido varias veces hasta que otra serie de pitidos marcó el fin y se volvió a la monotonía del zumbador. Ese día no se oyeron más voces.Esta primera emisión hablada permitió averiguar el indicativo de la emisora, UVB-76, y el lugar desde el que emitía, Povarovo, a unos 40 kilómetros al noroeste de Moscú.
Sin embargo, el propósito de la emisión continuaba siendo un misterio. Una voz similar se pudo escuchar el 12 de setiembre del 2002, aunque muy distorsionada, lo que hizo muy difícil entenderla completamente. Lo que se pudo transcribir era algo así como “UVB-76, UVB-76. 62691 Izafet 36938270.”.
No se volvió a escuchar ninguna otra voz hasta varios años después. Eran las 7:57 (GMT) del 21 de febrero del 2006. Otra vez, extremadamente distorsionada, pero esta vez pudo grabarse. “75-59-75-59. 39-52-53-58. 5-5-2-5. Konstantin-1-9-0-9-0-8-9-8- Tatiana-Oksana-Anna-Elena-Pavel-Schuka. Konstantin 8-4. 9-7-5-5-9-Tatiana. Anna Larisa Uliyana-9-4-1-4-3-4-8.”.
Según parece no ha habido más mensajes y, hoy en día, el propósito de la emisora continúa siendo desconocido. Según algunas webs, su misión es la de “transmitir órdenes a las unidades militares y a los centro de reclutamiento del distrito militar de Moscú”. De manera similar, otra teoría defiende que las órdenes irían destinados a los espías rusos que se encuentran en misión en el extranjero.
Ambas teorías se verían reforzadas por un rumor que sitúa en el lugar desde el que se ha situado la emisora un centro de comunicaciones del Estado Mayor ruso. De ser cierto, se trataría de una “emisora de números” más. Un tipo de emisoras de onda corta que suelen emitir voces sintetizadas leyendo series de números, palabras o letras (normalmente de un alfabeto fonético) sin una relación aparente.
Habitualmente, suele ser una voz de mujer, pero en ocasiones puede ser la de un hombre o un niño o niña. Existen emisoras de este tipo en varios idiomas, y no siempre emiten números o palabras. Algunas emiten pitidos, código Morse o, incluso, algún trozo de una canción tradicional.
Aunque ningún gobierno lo ha reconocido públicamente, algunos entusiastas y expertos en espionaje creen que estas emisoras están dedicadas a la transmisión de órdenes y mensajes cifrados a los espías. Un método simple, pero efectivo. Sin embargo, en el caso de la UVB-76, pese a guardar algunas similitudes con estas misteriosas emisoras, parece bastante improbable que sea una de ellas, puesto que sólo ha transmitido un simple zumbido durante los 15 años previos al primer mensaje hablado.
Otra explicación más pacífica sería que el zumbador serviría para el estudio las variaciones de la ionosfera, en el tiempo y en el espacio, mediante la observación de las modificaciones de frecuencia que experimenta la señal reflejada por esta parte de la atmósfera respecto a la original. Este “método Doppler de alta frecuencia” apareció en una publicación científica rusa sobre Ciencias de la Tierra.
Sospechosamente, además, la frecuencia usada por ese estudio y la del zumbido, 4.625 kHz, coinciden. Una última posibilidad sería que el sonido que sirviera para informar del correcto funcionamiento de algún tipo de instalación importante, probablemente militar.
Podría ser, por ejemplo, algún sistema similar al conocido como “botón de la mano muerta”. Es decir, un sistema semi-automático capaz de responder a un ataque nuclear occidental aunque este hubiera matado ya a los jefes militares o políticos soviéticos. En cualquier caso, el misterio continúa mientras los transmisores Molniya-2M (PKM-15) y Molniya-3 (PKM-20) siguen emitiendo día y noche a través de una antena de unos 20 metros de altura su inquietante zumbido.