La saliva es un líquido que se produce en tu boca las 24 horas del día, cada día. Conoce algunas curiosidades de este fluido.
La saliva es uno de los fluidos corporales mucho más importante de lo que podamos imaginar. Ayuda a mantener el correcto funcionamiento no solo de nuestra boca, sino también del resto del cuerpo debido a las múltiples funciones que desempeña.
La saliva es uno de los fluidos corporales mucho más importante de lo que podamos imaginar. Ayuda a mantener el correcto funcionamiento no solo de nuestra boca, sino también del resto del cuerpo debido a las múltiples funciones que desempeña.
Te mostrare en este posts 8 Tips o curiosidades de la saliva que quizás desconocías.
1- Segregamos entre uno y 1.5 litros al día.
Los adultos sanos suelen hacerlo a un ritmo de aproximadamente 0.4 mililitros por minuto en reposo y dos en estimulación. Si se produce menos de la mitad, es probable que se esté ante un caso de xerostomía (síndrome de la boca seca). Generalmente, los hombres segregan más cantidad de saliva que las mujeres.
2- Protege la boca.
La saliva contiene una buena variedad de agentes antimicrobianos, así como factores de crecimiento, proteínas, carbohidratos y electrolitos que facilitan la integridad de las mucosas y los procesos de cicatrización. Su ausencia irrita los tejidos blandos de la boca, lo que puede hacerlos más vulnerables a las infecciones y provocar un aumento de caries. En las encías, la sequedad aumenta la placa bacteriana y la incidencia y gravedad de la enfermedad periodontal. Además, la saliva protege los dientes.
3- Sin ella no tendríamos sentido del gusto.
No sólo lubrica la boca para poder hablar correctamente y prepara la comida para su posterior digestión. También es necesaria para detectar el sabor de los alimentos.
¿Por qué sucede esto? Porque los receptores químicos de nuestras papilas gustativas únicamente pueden funcionar en un entorno líquido. Por ello, la saliva se encarga de humedecerlos para que puedan realizar su tarea correctamente, de ahí que al secar la lengua de estos receptores se inhiban, y con ellos el sabor.
4- Nos pone en alerta en caso de deshidratación.
Funciona como un indicador de deshidratación ya que, cuando disminuimos su producción, activa la señal de alerta del organismo mediante la sensación de sed para mantener el equilibrio hídrico.
5- Por la noche producimos menos cantidad.
La cantidad de saliva que segregamos depende, entre otros factores, del ciclo circadiano, de tal manera que por las noches es cuando menos producimos
6- Está compuesta por agua en más de un 99 %.
Aunque es agua prácticamente en su totalidad, la saliva es una mezcla de fluidos orales que incluye secreciones de las glándulas salivares mayores y menores junto a otras como el fluido gingival crevicular –producido entre la encía y el diente–, secreciones nasales y bronquiales, derivados sanguíneos procedentes de heridas en la boca, productos bacterianos y víricos, células epiteliales descamadas, restos alimenticios… Toda una amalgama que, pese a todo, es inodora e incolora.
7- El bebé no la produce en exceso porque vayan a salirle los dientes.
Es falso que el bebé babee porque vayan a salirle los dientes de leche, son hechos independientes. Al cuarto mes de vida comienza a funcionar la glándula parótida, que produce mucha cantidad de saliva, y el niño no será capaz de tragarla correctamente hasta casi los cuatro años.
8- Se ve afectada por los enjuagues bucales con alto contenido de alcohol.
Estos colutorios al ser astringentes, pueden producir sequedad de los tejidos orales al modificar la cantidad y calidad de la saliva.
9- Puede ser un reflejo de nuestro estado de ánimo.
Los niveles de cortisol indican la exposición a los factores de estrés y por ello, cuando estamos en una situación mala u hostil, nuestra saliva contiene una mayor cantidad de cortisol que cuando estamos relajados y felices.
10- Durante la vida de una persona se generan unos 43.000 litros.
Esa cantidad de saliva que disminuye en la edad avanzada y debido a diferentes circunstancias o tratamientos.
Los adultos sanos suelen hacerlo a un ritmo de aproximadamente 0.4 mililitros por minuto en reposo y dos en estimulación. Si se produce menos de la mitad, es probable que se esté ante un caso de xerostomía (síndrome de la boca seca). Generalmente, los hombres segregan más cantidad de saliva que las mujeres.
2- Protege la boca.
La saliva contiene una buena variedad de agentes antimicrobianos, así como factores de crecimiento, proteínas, carbohidratos y electrolitos que facilitan la integridad de las mucosas y los procesos de cicatrización. Su ausencia irrita los tejidos blandos de la boca, lo que puede hacerlos más vulnerables a las infecciones y provocar un aumento de caries. En las encías, la sequedad aumenta la placa bacteriana y la incidencia y gravedad de la enfermedad periodontal. Además, la saliva protege los dientes.
3- Sin ella no tendríamos sentido del gusto.
No sólo lubrica la boca para poder hablar correctamente y prepara la comida para su posterior digestión. También es necesaria para detectar el sabor de los alimentos.
¿Por qué sucede esto? Porque los receptores químicos de nuestras papilas gustativas únicamente pueden funcionar en un entorno líquido. Por ello, la saliva se encarga de humedecerlos para que puedan realizar su tarea correctamente, de ahí que al secar la lengua de estos receptores se inhiban, y con ellos el sabor.
4- Nos pone en alerta en caso de deshidratación.
Funciona como un indicador de deshidratación ya que, cuando disminuimos su producción, activa la señal de alerta del organismo mediante la sensación de sed para mantener el equilibrio hídrico.
5- Por la noche producimos menos cantidad.
La cantidad de saliva que segregamos depende, entre otros factores, del ciclo circadiano, de tal manera que por las noches es cuando menos producimos
6- Está compuesta por agua en más de un 99 %.
Aunque es agua prácticamente en su totalidad, la saliva es una mezcla de fluidos orales que incluye secreciones de las glándulas salivares mayores y menores junto a otras como el fluido gingival crevicular –producido entre la encía y el diente–, secreciones nasales y bronquiales, derivados sanguíneos procedentes de heridas en la boca, productos bacterianos y víricos, células epiteliales descamadas, restos alimenticios… Toda una amalgama que, pese a todo, es inodora e incolora.
7- El bebé no la produce en exceso porque vayan a salirle los dientes.
Es falso que el bebé babee porque vayan a salirle los dientes de leche, son hechos independientes. Al cuarto mes de vida comienza a funcionar la glándula parótida, que produce mucha cantidad de saliva, y el niño no será capaz de tragarla correctamente hasta casi los cuatro años.
8- Se ve afectada por los enjuagues bucales con alto contenido de alcohol.
Estos colutorios al ser astringentes, pueden producir sequedad de los tejidos orales al modificar la cantidad y calidad de la saliva.
9- Puede ser un reflejo de nuestro estado de ánimo.
Los niveles de cortisol indican la exposición a los factores de estrés y por ello, cuando estamos en una situación mala u hostil, nuestra saliva contiene una mayor cantidad de cortisol que cuando estamos relajados y felices.
10- Durante la vida de una persona se generan unos 43.000 litros.
Esa cantidad de saliva que disminuye en la edad avanzada y debido a diferentes circunstancias o tratamientos.