Pero no te engañes: aunque no lo parezca, cada imagen que acompaña a este artículo es estática (puedes intentar guardarla y el formato es .jpg).
Tenemos dos maneras mediante las cuales las ilusiones ópticas hacen su magia: aprovechando los límites del ojo humano o manipulando los procesos del cerebro para obligar al espectador ver cosas extrañas. En la primera imagen, por ejemplo, el patrón parece vibrar contra sí mismo, simultáneamente acercándose y apartándose del observador.
El responsable de esta ilusión óptica es Gianni Sarcone. Es suficiente con ver la “calavera” en el centro para ver el resto de la imagen vibrar. Si observas detenidamente podrás ver el secreto tras este efecto: las partes vibrantes están compuestas de líneas horizontales, mientras que las partes “estáticas” son representadas por líneas verticales.
Esta imagen parece vibrar y cambiar ante nuestros ojos. De hecho, a veces pareciera que los círculos externos y las líneas zigzagueantes están pulsando hacia fuera, como la superficie de un altavoz. Resulta increíble que una imagen fija puede ser tan inestable.
Esta nos demuestra que no solo con colores pueden producirse ilusiones ópticas. Puede resultarnos algo curioso y divertido, pero las investigaciones han concluido una serie interesantes de teorías sobre las ilusiones ópticas – de las que hablaremos más adelante. En esta imagen, el punto central parece estar al fondo de un remolino en movimiento.
Se requirieron 100 milisegundos para que esta imagen fuera interpretada por tu cerebro. Sarcone también fue responsable por crear esta imagen como una forma de ayudar a demostrar lo complicado que es la forma en que la mente puede afectar aquello que las personas ven. Los colores precisos y la geometría simétrica de la pieza – titulada “Hypnotic Vibes” – se combinan y hacen que ese sol vibre frenéticamente.
Mark Changizi, un neurobiólogo teórico, presentó su postura sobre que, en el transcurso de esos 100 milisegundos, el cerebro prevé que la imagen que los ojos ven puede estar mal. Otros han sugerido que el efecto se crea como consecuencia del movimiento rápido de los ojos y el parpadeo.
Entonces, ¿es el cerebro el que está haciendo trucos con los ojos o al revés? Bueno, ninguno de los dos órganos intenta perjudicarnos. Se cree que las ilusiones ópticas simplemente son el resultado de nuestro cerebro engañado por las imágenes que intenta evaluar. Esto lleva a visiones realmente alucinantes como este “Snake conveyors”, de Kitaoka, en el que las secuencias de círculos parecen moverse a lo largo de una cinta transportadora.
El “movimiento” en estas imágenes creadas por los promotores de la llamada “op art” es el resultado de un diseño meticuloso. Las formas, los colores y el espacio negativo son situados de forma perfecta para alcanzar un mayor impacto óptico, como puede apreciarse en esta otra imagen de Kitaoka.
Quizá una de las principales representantes del movimiento op art es la ilustradora británica Bridget Riley. A lo largo de su carrera, esta mujer ha producido hermosas pinturas, pero visualmente desorientadas como la que estás viendo, de 1963, titulada “Fall”. Aquí, las ondas parecer salirse de la pantalla.
Un año después de Fall, Riley creó este patrón circular aparentemente interminable al que bautizó como “Blaze”. La imagen, en realidad, presenta círculos independientes, pero la dirección divergente de las líneas dentro de cada anillo produce la impresión de que todos forman parte de una espiral conectada.
Sin embargo, los representantes del op art no son los únicos que exploran el extraño potencial de las ilusiones ópticas. El profesor de psicología Akiyoshi Kitaoka, por ejemplo, ha producido muchos de estos patrones aparentemente en movimiento mientras investiga el fenómeno de la percepción visual.
Kitaoka – que se desempeña en la Universidad de Ritsumeikan, en Kioto, Japón – alcanzó una increíble variedad de formas en diferentes tamaños. Llamada “Primrose’s field”, esta creación exhibe una patrón estilo tablero de damas chinas que aparenta tener ondas paseándose por la superficie.
Mientras tanto, esta imagen titulada “Rollers”, muestra hileras de puntos azules que parecen estar girando. Kitaoka observó que, cuando los espectadores parpadean con rapidez mientras examinan la imagen, los “rollos” parecen cambiar la dirección de giro cada vez que la persona abre los ojos.
Kitaoka también ha experimentado con ilusiones que parecen expandirse y contraerse. Por ejemplo, las flores de esta imagen parecen crecer continuamente, con las flores en primer plano aparentemente invadiendo el espacio ocupado por las del fondo.
Otra de las impresionantes ilusiones del profesor retrata a un colorido conjunto de peces que parece nadar en direcciones opuestas; los tres primeros irían a la izquierda, y los tres de abajo hacia la derecha.
Esta otra ilusión del investigador se llama “Octopi”, lo que probablemente se deba al hecho de que existen ocho líneas amarillas y moradas parecidas a los tentáculos de un pulpo (Octopus, en inglés). Provocando una ligera molestia, estas líneas se unen para crear un movimiento aparente hacia la izquierda y la derecha.
Además de eso, Kitaoka muestra que una ilusión eficaz no requiere ser excesivamente complicada. “Swimming rings”, por ejemplo, emplea tan solo cuatro círculos amarillos en un fondo morado para manipular el cerebro y hacerlo creer que los anillos del lado izquierdo están flotando en dirección al otro. Sin embargo, aquellos a la derecha son interpretados en nuestro cerebro como si se estuvieran alejando.
Por otra parte, el potencial efecto desorientador de esta ilusión puede terminar resultando problemático para algunas personas. Kitaoka advierte en su sitio que esta y otras similares podrían provocar mareo e incluso nauseas.
El investigador también explica que los sentimientos de enojo provocados por las ilusiones suceden por qué la mente no puede procesar los datos visuales contradictorios que está recibiendo. Aconseja que, si alguien empieza a sentirse mal mientras ve una de estas ilusiones, no cierre ambos ojos. En lugar de eso, cubrir solamente uno y dejar de observar la imagen.
Además, dichas reacciones potenciales, por más angustiantes que puedan ser, demuestran el poder que las ilusiones ópticas tienen sobre nosotros. El fenómeno como un todo es una muestra de que, no importa cuánto hayamos descubierto sobre el funcionamiento interno del cerebro, todavía nos queda mucho por descubrir sobre su misteriosa forma de funcionar.