Un enemigo de la salud se aloja en muchas casas, alunas incluso, en las que jamás ha entrado el humo del tabaco y se consumen alimentos orgánicos. Se puede comprar sin límites de edad en los tianguis y en las tiendas educativas de caché.
Sus fabricantes no ilustran el empaque con un bebé de labio leporino ni con una rata muerta. Tampoco han engañado a nadie… A nadie que sepa leer inglés: en alguna parte de la envoltura, en una esquina, con letras diminutas hay una ''Warning'', una advertencia. Palabras más palabras menos dice que muchas de las ligas de colores que los adolescentes usan para hacer tiernas pulseras de colores contienen ácido ftálico, conocido en la industria química por causar cáncer, malformaciones y defectos reproductivos.
La advertencia la descubrió una niña de once años, que para la fecha había hecho casi 20 pulseras y anillos de colores y fue a surtirse al tianguis de Santa Tere. Su obsesión con las advertencias de las etiquetas la llevó a descubrir que las ligas de resorte que su madre compró para amarrarse el cabello también tienen ácido ftálico: “Este producto contiene DEHP, un ácido ftálico, conocido en el estado de California como causante de cáncer, defectos de nacimiento y otros daños reproductivos.
Aquí, igual que en algunas partes de Estados Unidos y en muchos países de América Latina, el ácido ftálico es un ingrediente común para la horneada de juguetes infantiles y sexuales, advierte el profesor investigador del departamento de Farmacología Biológica de la Universidad de Guadalajara, César Cortés Álvarez.
Los fabricantes de uñas, adhesivos, ropa y materiales como el PVC usan este plastificante para aumentar la flexibilidad de sus productos. Por supuesto los daños a la salud humana tienen relación con el contacto del químico con la piel y, sobre todo, con las mucosas y el sistema respiratorio de las personas; con su edad, y con su sensibilidad al ácido. Un dato curioso; igual que el humo del cigarro, el ftálico puede generar daños pulmonares si alguien se expone de manera frecuente o a concentraciones altas. Es posible que diariamente consumamos este químico, si estamos acostumbrados a calentar comida en recipientes plásticos.
Según la Comunidad Europea (CE) la ingestión diaria tolerable es de 48 microgramos por cada kilogramo de peso por día. Lamentablemente, ningún fabricante confiesa cuánto le puso a los suyos, aunque desde 2012 hay una iniciativa petrificada para modificar la Ley General de Salud y prohibir el uso de ftalatos en los juguetes y desde mucho antes, en 1999, la Secretaría de Salud Federal comenzó a estudiar el tema.
“El problema del ácido ftálico es que es bioacumulable —el cuerpo lo guarda— y liposoluble —lo guarda donde tiene grasa, incluso en el cerebro—. También es un disrruptor endócrino; es decir interviene con la función normal de las hormonas”.
Hay distintos tipos de ácido ftálico y todos son tóxicos en algún grado, pero el DEHP, que se usa para fabricar las ligas que están de moda, es el más económico y uno de los más dañinos, según el investigador. Las ligas con ácido ftálico están por todas partes.