Se están haciendo muchos avances para entender qué es la vida y de dónde procede. Es curioso y paradójico, pero aún no lo sabemos. Podríamos pensar que la vida es un milagro, con lo cual estaríamos solos en el Universo, pero podríamos pensar que la vida es consecuencia necesaria de la evolución de la materia, por lo cual, el Universo estaría lleno de vida. A pesar de ello buscamos en otros mundos de nuestro Sistema Solar, esencialmente en la luna helada de Júpiter, Europa, que contiene el mayor océano de agua líquida de nuestro sistema. Es pronto para mandar una nave con un submarino a Europa, pero no parece una idea descabellada para los científicos. La luna de Saturno, Titán, es un gigantesco satélite mayor que el planeta Mercurio, con una espesa atmósfera de nitrógeno, metano y otros hidrocarburos. Allí se podrían estar dando las mismas condiciones que se dieron en la Tierra cuando se originó a la vida.
Pero el más interesante sigue siendo Marte, un mundo cercano, que en un pasado tuvo una gran actividad que se presentó en forma de gigantescas corrientes de agua, de las que ahora observamos sus huellas, como el valle Mariner, un río (ahora seco) de más de 5.000 km de longitud, varios cientos de km de ancho y algunas decenas de profundidad, nada lo iguala en el Sistema Solar y eso que Marte es la mitad en tamaño que la Tierra.
Se han observado con detalle en Marte cientos de lechos secos de antiguos ríos, lagos y lo que fue un inmenso mar que rodeaba el casquete polar norte. Si la actividad volcánica de Marte volviera a resurgir, con los imponentes volcanes de la región de Tharsis, como el Monte Olimpo de 27 km de altura y una base de 600 km (el mayor con diferencia del Sistema Solar), el agua volvería a correr, ya que los gases producidos por estos volcanes provocarían un efecto invernadero importante en el planeta, por lo que se calentaría, la presión atmosférica sería ideal para contener el agua y que no escapara al espacio, y los hielos eternos de sus polos se derretirían para correr por la superficie; volvería a ser un planeta azul hermano a la Tierra.
El problema de que en Marte no exista agua corriendo por su superficie es porque la atmósfera marciana es muy tenue, poco espesa y no ejerce suficiente presión para mantener el agua en la superficie. Cuando llega el verano marciano, el hielo se sublima, pasando del estado sólido al gaseoso, sin pasar por el líquido. Cuando la actividad volcánica de Marte cesó un buen día, los días marcianos estaban contados. Al retirarse la atmósfera al espacio, creada por los volcanes, el agua también se perdió en el espacio al no haber presión atmosférica suficiente. Solo aquella que ya estaba congelada o corriendo bajo la superficie pudo resistir el debilitamiento de la atmósfera marciana.
Aún tenemos la duda de si en Marte hubo vida o no, pero es muy probable que algún tipo de microorganismo existiera cuando se dieron condiciones favorables para ello. Un microorganismo en el planeta vecino puede significar que el Universo esté rebosante de vida.
Ahora Marte es un mundo frío y seco, pero antes fue un lugar parecido a la Tierra, un mundo azul. Marte y Venus han seguido una evolución planetaria negativa. Venus fue un planeta con océanos, pero por su cercanía al Sol estos se evaporaron y formaron una espesa atmósfera que fue envenenada por las erupciones de más de un millón de volcanes. Venus es el verdadero infierno del Sistema Solar, con temperaturas de más de 600ºC, lluvia de ácido sulfúrico y una presión atmosférica 90 veces superior a la de la Tierra, que nos aplastaría.
Hemos comprobado la existencia de emanaciones de metano en Marte, que se producen en los veranos marcianos, cuando el hielo comienza a sublimarse. Grandes bolsas de metano ascienden a la atmósfera, pero tengamos en cuenta que el metano es un gas, que en la Tierra lo produce la vida por la descomposición de los animales muertos, la putrefacción de las plantas, la digestión de los animales, etc. y en menor medida por los volcanes. ¿De dónde procede el metano de Marte?
A por nuestro «gemelo»
Más allá del Sistema Solar, se han descubierto cientos de planetas en otras estrellas, y comenzamos a ver la luz, observando planetas similares a la Tierra. Es cuestión de tiempo que podamos ver planetas hermanos a la Tierra y entonces descifrar si estamos solos en el universo, cuestión que parece aclararse a medida que avanzamos en tecnología. Aunque no hemos tenido ningún contacto con otras civilizaciones, es muy probable que el Universo rebose de vida, teniendo en cuenta que nuestro planeta surgió del Sol, que el Sol es una estrella más de nuestra galaxia, la Vía Láctea, que contiene cien mil millones de estrellas, que en el Universo hay más de cien mil millones de galaxias y que las estrellas y el Universo en general están compuestos de los mismos elementos; casi todo es hidrógeno y helio. Deben de existir billones y billones de planetas.
Recientemente se ha descubierto el planeta más parecido a la Tierra,Kepler 62f, localizado en la constelación de Lyra a 1.200 años luz de nosotros. Además este planeta está acompañado de otros cuatro formando un sistema solar. Al menos otro se localiza en un lugar de aquél sistema, con condiciones para que el agua, de haberla, pueda correr por su superficie.
Ante estos datos que sobrepasan a cualquier mente humana ¿ninguno de estos planetas va a contener vida? Entonces, ¿se hizo el Universo sólo para nosotros? Ante la inmensidad del Cosmos, parece absurdo tanto despilfarro. Un solo planeta y una sola especie inteligente ante todo un Universo.
La posibilidad de contacto con otras civilizaciones si existieran y con la tecnología que tenemos es prácticamente imposible. La estrella más cercana (Alfa Centauri) está a 4 años luz. Una señal nuestra dirigida a esa estrella, tardaría a la velocidad de la luz 4 años. Si allí existiera una civilización inteligente y contando que supiera interpretar nuestra señal, respondería, tardando otros 4 años, ya tenemos 8 años entre el “hola” y el “aquí estamos”. Pero es mucha casualidad que la estrella más cercana contenga un planeta similar a la Tierra, de hecho tiene uno; un planeta rocoso con la misma masa que la Tierra, que tarda en girar alrededor de su estrella 3,2 días, lo que hacía suponer que estaba muy cerca de su estrella, de hecho está tan cerca que la temperatura en aquel planeta es de 1.200ºC, demasiado calor para la vida.
Se han descubierto muchos planetas en estrella cercanas, pero o están muy cerca o lejos de sus estrellas (mucho calor o frío), o si están en la zona de habitabilidad son gigantes gaseosos mucho mayores que Júpiter. La zona de habitabilidad, la comparten Marte y la Tierra en el Sistema Solar, es un lugar donde se da la temperatura adecuada para que el agua sea líquida. Si a eso le sumamos que tenga una atmósfera similar a la Tierra, podríamos estar hablando de exoplanetas (planetas de otras estrellas) con posibilidad de vida.
Así que las condiciones para que se dé la vida en un planeta no son tan fáciles, sólo nos recompensa la satisfacción de que deben existir billones de planetas. Pero, ¿dónde podría estar el planeta más cercano habitado? Podría estar a cien años luz, o a mil. Si estuviera a mil, nuestras naves tardarían, con la tecnología actual, millones de años en llegar, o una señal nuestra a la velocidad de la luz tardaría 1.000 años en llegar y otros 1.000 en recibir la respuesta, eso si aquella civilización habla el mismo lenguaje tecnológico que el nuestro. Puede que aquella civilización sea primitiva o demasiado avanzada para entender un mensaje primitivo como el nuestro. Son muchos problemas los que hay que salvar, pero el peor para comunicarnos es la distancia y la falta de tecnología actual.
Esta es nuestra dirección
En 1974, se lanzó desde el radiotelescopio de Arecibo, en Puerto Rico, un mensaje de radio a un cúmulo compacto de miles de estrellas, denominado M 13, con la esperanza de que alguna civilización se diera por enterada. El problema es que si existieran seres extraterrestres la respuesta tardaría 50.200 años en llegar. El mensaje llevaba incorporado nuestra posición en la Vía Láctea y muchos científicos se quejaron: ¿En realidad es bueno dar nuestra posición a otras supuestas civilizaciones?
La única salida que tenemos para salvar las distancias y poder viajarcon rapidez de un extremo a otro de nuestra Galaxia o del propio Universo es, seguramente, dominar el tiempo y el espacio. Tal vez algún día consigamos entender claramente qué son los agujeros negros y si estos pueden ser, túneles que al entrar en ellos, nos lancen a otros lugares del Cosmos, saliendo por los teóricos agujeros blancos. Estos hipotéticos viajes, no nos llevarían, teóricamente, tiempo alguno, pero sí a lugares lejanos y diferentes. Tal vez podríamos entrar por un agujero negro y salir en otro lugar del Universo por un agujero blanco, prácticamente en el mismo instante.
Miguel Gilarte Fernández es presiente de la Asociación Astronómica de España y director del Observatorio astronómico de Almadén de la Plata
FUENTES: ABC DE LA CIENCIA