
Son amebas “gigantes” del género Gromia, una bola que en realidad es una delgada capa de protoplasma rellena de agua, lo que le da su forma esférica. Tienen unos 2,5 centímetros de diámetro, y se pueden mover por el lecho marino. Sí, a pesar de ser sólo una bola, se autopropulsan. Al parecer se empujan exudando pequeñas porciones de protoplasma a través de unas aperturas en su superficie, a través de las cuales también se alimentan consumiendo nutrientes.
