Contenido digital de alta resolución, almacenamiento en la nube o, incluso, en estructuras de ADN. Dentro de este contexto, ¿tienen cabida en nuestros días las tecnologías antiguas como el cassette? ¿Sería factible el regreso de un formato como este?
A lo largo de los últimos 10 años hemos sido testigos de una revolución tecnológica sin precedentes, durante la cual se han implantado nuevas formas de comunicación y de trabajo. Lo que fue una verdadera hecatombe a nivel comercial para el mercado audiovisual –producto del movimiento de cantidades ingentes de contenido en la red sobre el cual nadie tenía prácticamente ningún control–, nos referimos a la descarga y consumo de contenido audiovisual, hoy parece ir poco a poco normalizándose o, en cualquier caso, las empresas han podido, por fin, acomodarse a los nuevos tiempos. Por poner un ejemplo, en su momento parecía una locura ofrecer un catálogo de música universal gratis. Sí, con publicidad, pero a un solo click. Hoy en día, más allá de las críticas por remuneraciones injustas que se le pueda hacer –que no es un tema menor–, nadie duda de la viabilidad de Spotify.
Los soportes de audio basados en cinta, ¿son sistemas viables en estos tiempos de nano tecnología? ¿Tienen algo especial por lo que valgan la pena ser rescatados?
Muchos podrán decir que sí –quizás más con el corazón que con la cabeza–, y pondrían poner como ejemplo lo que ha sucedido con el vinilo pero, debemos decir que no es lo mismo. Si bien ambos son soportes de la era anterior a la digital, es evidente que las características físicas y sónicas de estos dos sistemas son diferentes entre sí. Para hacerlo muy resumido, si bien tanto el cassette como el vinilo ofrecen un sonido analógico con todo lo que esto supone, a saber: calidez, cuerpo, riqueza en armónicos, entre otros, el material físico que almacena la información tiene características muy diferentes. Sencillamente el vinilo bien cuidado, mejor o peor, resiste el paso del tiempo. En cambio, las partículas magnéticas de la cinta del cassette son mucho más vulnerables y están destinadas a perder su orientación y, en consecuencia, la información que almacenan.
A pesar de esto, en la actualidad, el cassette conserva una cantidad nada despreciable de adeptos. En ellos parece inspirarse el proyecto llamado Elbow, un reproductor de cassette ultra portátil con salida para auriculares a través de un conector mini Jack que integra un puerto mini USB para cargar el dispositivo y transferir audio desde la cinta al ordenador.
El periódico The Telegraph hace referencia a este tema: ¿Por qué el retorno de la cinta de cassette es una tendencia de moda? A continuación menciona: “La Asociación de la Industria de la Grabación de América, comenzó a registrar un renaciente número de ventas del formato por primera vez desde principios de los noventa”.
Según algunas fuentes, en el año 2016, las ventas de cintas de cassette subieron un 74% en los Estados Unidos. Esta es una cifra muy significativa, sobre todo para un producto que estaba extinguido. El periódico The Telegraph califica esta tendencia como una “moda hipster” en la que el cassette, un soporte para ser reproducido en equipos de audio vintage, resulta muy atractivo. Artistas internacionales, como Justin Bieber, Eminem o Metallica han tenido la osadía –o la visión comercial– de grabar trabajos recientes en cinta de cassette, un formato que, a priori, pareciera desentonar en plena era digital.
Billboard, una revista estadounidense especializada en información sobre la industria musical, expone que el 43 por ciento de todas las ventas de cassettes en 2016 se realizaron a través de operaciones directas al consumidor, desde los sitios web personales de las bandas o desde las tiendas online de sellos discográficos independientes.
¿Ocupará el cassette un lugar estable en el mercado como lo ha hecho el vinilo?
Probablemente, al contrario de lo que ha sucedido con el vinilo, un soporte que resurgió y que con el paso del tiempo se ha establecido en determinados sectores como el que ocupan los Djs, amantes de la alta fidelidad y melómanos melancólicos, la del cassette, casi con toda seguridad, será una moda fugaz que desaparecerá.
Esto, quizás, ya lo intuimos todos los que, de una forma u otra, estamos conectados al mundo de la música. No obstante, da la sensación de que sucede lo mismo que con otro fiel representante de los 80*, la exitosa película “Regreso al Futuro”. Los amantes de la saga, entre los que el autor de este artículo se incluye, son conscientes de que no habrá más películas, lo ha dicho su director por activa y por pasiva. Sin embargo, cada vez que aparece algo, un par de líneas que tocan el tema, una noticia falsa, lo que sea, nos detenemos a leerla, no vaya a ser que…¿el cassette? nostalgia, y poco más que eso.
Analógico vs digital
Para finalizar, vale la pena hacer referencia a que este tema, el del cassette y, más concretamente, el de la cinta como soporte de almacenamiento, está directamente relacionado con un hábito que aún se conserva en muchos grandes estudios alrededor del mundo: el de trabajar con magnetófonos de cintas de 2″ para conseguir, por ejemplo, una grabación vocal perfecta.
Según los partidarios de esta opción, mediante este proceso, la calidez y la riqueza tímbrica de la voz resultan enormemente favorecidas algo que, en la opinión de estos, de momento no se puede conseguir con DSP de emulación, ni siquiera con los más desarrollados del mercado. Esta controvertida cuestión inevitablemente nos lleva al famoso y extenso debate de lo analógico frente a lo digital, un asunto que abordaremos en una próxima oportunidad.
¿Tienes una visión diferente o te gustaría añadir algo sobre este tema? Te invitamos a compartir tu opinión, déjanos tus comentarios más abajo.
*Sí bien el cassette se creó en 1962, en muchos aspectos culturales y estéticos se lo asocia a los años 80 y 90.