28 dic 2012

DESCUBRIMIENTOS IMPOSIBLES

Oopart es el acrónimo en  de Out of Place Artifact (literalmente, ‘artefacto fuera de lugar’). Es un término acuñado por el zoólogo americano Ivan . Sanderson que hace a objetos paleontológicos y arqueológicos que en apariencia se han encontrado en lugares donde se creía imposible por sus características (complejidad tecnológica, referencias a la civilización actual, etc.) o porque no haya objetos similares de la misma procedencia. 

Mi intención al crear éste post es UNICAMENTE dar a conocer algunos pocos ejemplos sobre una realidad existente sobre descubrimientos insólitos (la ciencia "decidió" no profundizar su investigación...) dado su ubicación y/o fechado; nunca el imponer ninguna idea. 

Estos son solo unos ejemplos de cientos de DESCUBRIMIENTOS IMPOSIBLES o TECNOLOGIA PERDIDA que son como una piedrita en el zapato para la ciencia oficial, llámense arqueólogos antropologos o historiadores: 

 

 

El misterio del más complejo hallazgo arqueológico de la antigüedad 

 

A principios del siglo XX, dos jóvenes buscadores de esponjas de la isla griega de Antikitera, en el sur de Grecia, encontraron por casualidad en el fondo del mar un objeto metálico que recordaba a un reloj de bolsillo, dado que aparentaba tener una serie de engranajes. En su momento no le dieron demasiada importancia a este hallazgo casual, que bien habrían podido tomar por un pedazo de chatarra y deshacerse de él. 

 

Las conclusiones sobre el origen, construcción y finalidad del objeto son sencillamente impresionantes. 

El aparato es un mecanismo de bronce y madera del tamaño de una caja de zapatos: 31,5 centímetros de longitud, 19 de anchura y 10 de grosor. Originalmente, el sistema de ruedas dentadas estaba protegido por una caja de madera, hoy casi totalmente perdida. Esa caja tenía una puerta frontal y otra trasera, con inscripciones astronómicas que cubrían la mayor parte del exterior del mecanismo. 

El artefacto es una especie de "ordenador" astronómico de hace más de 2000 años, con muchísimas funciones, todas ellas dedicadas a la astronomía y sus aplicaciones prácticas. 

Para su funcionamiento emplea un mecanismo de ruedas y decenas de pequeños engranajes diferenciales metálicos, todos ellos situados con una precisión milimétrica y en perfecta coordinación, algo completamente impensable en la época en la que fue construido el artefacto (se cree que se construyó en Rodas). 

 

El trabajo detallado realizado sobre los engranajes muestra que el mecanismo era capaz de seguir los movimientos astronómicos con una casi total precisión. La calculadora pudo reproducir los movimientos de la Luna y del Sol a través del Zodíaco, predecir eclipses, e incluso, reproducir la órbita irregular de la luna. El equipo científico cree que también pudo haber predicho las posiciones de algunos planetas o incluso de todos los conocidos en la época. Al parecer puede ser un desarrollo del Planetario de Arquímedes. 

Los investigadores pudieron gracias a sus investigaciones crear un modelo informático y posteriormente una réplica física funcional. 

 

Tras este descubrimiento tan asombroso los científicos se muestran realmente impresionados. 

 

 

En 1938 el doctor Wilhelm, un arqueólogo austríaco, al revisar material almacenado en el Museo de Bagdad halló un objeto que podría alterar drásticamente los conceptos aceptados sobre el conocimiento antiguo. 

 

Era un recipiente de unos quince centímetros de alto de cerámica amarilla, fechado en unos dos milenios atrás, que contenía un cilindro hecho de una hoja de cobre de doce por casi cuatro centímetros. La costura del cilindro estaba soldada por una mezcla de estaño 60/40 similar a la que se usa hoy en día para soldar. El fondo del cilindro estaba terminado con un disco de cobre con los bordes doblados en forma de tapa y sellado con un material bituminoso como el asfalto. Otra capa de asfalto sellaba la parte superior, sosteniendo una varilla de hierro suspendida en el centro del cilindro de cobre. La varilla mostraba evidencias de haber sido corroída por un agente ácido. El doctor Konig tenía conocimientos técnicos que le permitieron darse cuenta de inmediato de que se hallaba ante una antigua pila eléctrica. 

 

La antigua pila hallada en el Museo de Bagdad, Irak, al igual que otras que fueron desenterradas en ese país, está fechada en la época de la ocupación Partiana, entre 248 antes de Cristo y 226 después de Cristo. En el Museo de Bagdad el doctor Konig encontró, además, vasos de cobre cubiertos con una fina capa de plata que fueron extraídos de excavaciones en sitios sumerios en el sur de Irak, fechados en por lo menos 2500 antes de Cristo. Haciendo una leve incisión en estos vasos se descubrió una delgada pátina azul que es característica de los trabajos plateados por electrólisis sobre una superficie de cobre. Parecería ser que los Partianos podrían haber heredado sus pilas de una de las más antiguas civilizaciones que se conoce. 

 

Hace unos años, Motorola publicitó un chip de microprocesador que tenía un consumo muy bajo mostrándolo en funcionamiento alimentado por dos alambres hundidos en un limón (los comercios de Argentina tenían muestras de este sistema y realmente funcionaba). Dos metales diferentes y un electrolito ácido es suficiente. En Internet se pueden encontrar instrucciones para hacer pilas eléctricas con tiras de metal sumergidas en una solución de sal en agua. 

 

De otros estudios, surge que el uso de pilas similares podría haber sido normal en el antiguo Egipto, donde se han encontrado en diversos sitios varios objetos con signos de haber sido plateados eléctricamente. Hay varios hallazgos realizados en otras regiones que sugieren que el uso de electricidad podría haber tenido gran escala. 

 

 

 

Un enigmático descubrimiento hecho el 9 de noviembre de 1929 en el museo de Topkapi, en Estambul, de dos fragmentos de mapas del mundo confeccionados en 1513 y 1528 por el almirante turco Piri Reis, sembraron la gran duda.. 

¿Cómo pudo realizar Piri Reis en el siglo XVI mapas detallados de tierras y continentes que no habían sido descubiertos? ¿Cómo es posible que mapas de los siglos XVI al XVIII detallen con precisión milimétrica el continente antártico, que no fue descubierto hasta 1818? Y lo que es más, ¿cómo se explica que esos mapas lo dibujen sin hielos, cuando desde hace más de 6000 años sus costas están literalmente congeladas? 

 

Los cartógrafos lo tienen así de claro: ellos copiaron sus mapas de cartas de navegación diseñadas en la oscura noche de los tiempos. Pero, ¿Por quién? 
El palacio Topkapi, en Estambul, fue trasformado en 1929 en museo de antigüedades. El 9 de noviembre del mismo año el director del Museo Nacional Turco, B. Halil Eldem, encontró dos fragmentos de un mapa trazado por el marino Piri Reis, que antaño desempeñó el cargo de almirante de la Flota en el Mar Rojo y en el golfo Pérsico. Fue en 1513 cuando Piri Reis, en la ciudad de Gallípoli, comenzó a confeccionar los mapas, que en 1517 ofreció como regalo al sultán Selim I, conquistador de Egipto, durante un viaje que hizo por este país. Ya antes de este hallazgo, Piri Reis gozaba en Turquía de gran fama como cartógrafo, al conservarse hasta 215 mapas firmados por él junto con un escrito marginal -bahriye- en que el propio autor los comenta. El bahriye significa colección, y en él Piri Reis decía que para realizar esta compilación se había basado en mapas más antiguos. En cuanto a los nuevos mapas de los que hablo, fueron trazados sobre piel de gacela y aún pueden apreciarse sus exquisitos colores. Los fragmentos hallados forman parte de los planisferios definitivamente perdidos, según se cree 

 

Para hacer su primer mapa del mundo, en 1513, contó con cerca de 20 mapas muy antiguos, algunos de los cuales no eran conocidos en Europa, además de uno trazado por Cristóbal Colón, y que obtuvo de un miembro de la tripulación de Colón que posteriormente fue hecho prisionero por su tío, Kemal Reis. 

Según cuenta Piri Reis en el “Bahriye”, este prisionero le contó que Colón supo de la existencia de tierras occidentales gracias a un libro que cayó en sus manos, y que habría sido escrito en tiempos de Alejandro Magno, y cita el siguiente relato textual del marino de Colón: 

“Los habitantes de esa isla vieron que la llegada de nuestro barco no significaba ningún mal para ellos; por consiguiente tomaron pescado y nos lo llevaron en sus canoas. Los españoles quedaron muy contentos y les regalaron cuentas de vidrio porque Colombo había leído en su libro que a esos hombres les gustaban las cuentas de vidrio”. 

 

En 1953, una reproducción de los fragmentos llegó a manos de Arlington Mallery, especialista en mapas antiguos, quien se dio cuenta de inmediato de que los mapas encerraban un gran misterio. Este recurrió a otros destacados cartógrafos para proceder a su estudio. Entre ellos estaba I. Walters, del Servicio Hidrográfico de la Marina norteamericana, y además pidió la colaboración de R.P. Linehan, un jesuita, sismólogo miembro del Observatorio del Bostón College, e integrante de las expediciones norteamericanas en la Antártida. 

El primer problema con que se encontraron fue descifrar el sistema de proyección usado en la confección de los mapas. Basándose en los trabajos del explorador sueco Nordenskjold, quien tradujo los antiguos portulanos,(que eran cartas marinas que incluían informes y comentarios), al lenguaje cartográfico moderno, en 18 años de trabajo, Mallery, y luego Charles Hapgood y sus alumnos, pudieron descifrarlos y comprobar que los mapas provenían de diversos orígenes, todos muy antiguos. 


Las longitudes, que aparecen indicadas exactamente, ni siquiera Colón podía calcularlas. 

Si bien, las costas entre Terranova y el sur de Brasil no presentan problemas de exactitud, sí los hay en la parte correspondiente a Groenlandia y la Antártida, cuyos contornos no corresponden a los actuales. 

Sin embargo, gracias a técnicas modernas de gravimetría y sondeos sísmicos se pudieron confeccionar mapas del relieve de Groenlandia, tal como es bajo la capa de 3.000 metros de hielo que la cubre, y también de zonas de la Antártida donde la costra de hielo mide unos 4.000 metros, y el resultado ha sido espectacular. 

Respecto de Groenlandia, las líneas de relieve bajo el hielo corresponden a las dibujadas por Piri Reis en sus mapas, pudiendo ser este mapa anterior a la glaciación de los polos, que según los especialistas, se habría producido hace 9.000 ó 10.000 años. 

En cuanto a la Antártida, aparece prolongando América del Sur, y la costa de la Tierra de la Reina Maud coincide con un mapa del año 1954, salvo en un lugar en que Piri Reis señalaba la existencia de dos bahías, y el otro mapa, tierra firme. A instancias de Mallery, se efectuaron sondeos sísmicos en el lugar y se encontró que el mapa correcto era el del turco. 

Hoy día, se sigue aceptando como suceso histórico más probable, que efectivamente fue Cristóbal Colón quien descubrió América, pero cada vez aparecen más detractores de esta afirmación debido a la creciente popularidad de este mapa 

 

 

 

Las enigmáticas calaveras de cristal y su misteriosa historia son, de lejos, el Oopart (Objeto fuera de tiempo), más famoso, y a la vez, más enigmático de todos. Las calaveras de cristal están cortadas con la forma de una calavera humana, varían en forma, tamaño y tipo de cristal. Algunas son auténticas, talladas por los mayas y otras culturas, mientras que la mayoría que podemos contemplar en la actualidad, fueron talladas recientemente. 

 

Los lugares en que se han hallado estos objetos están ubicados generalmente en Centroamérica, especialmente en ruinas aztecas y mayas, aunque han habido noticias y rumores de posibles hallazgos en Suramérica, pero no han sido confirmados al 100%. 

 

Además de asombrarnos con la forma en que fueron talladas, o la incapacidad para determinar como lo hicieron, 
La más conocida de estas calaveras, así como la más misteriosa es el denominado “Cráneo del Destino” o “Calavera del Destino”(Skull of doom”, en inglés), descubierta por Mitchell-Hedges. Tiene características muy similares a la de una verdadera calavera humana, como dientes y una mandíbula con movimiento. Hasta ahora no se ha logrado determinar la forma en que fue tallada, ya que se trata de un trabajo imposible de realizar por los más talentosos escultores de su época. 

 

Fabricada con cristal puro de cuarzo, tanto la mandíbula como el cráneo provienen de la misma roca. Exceptuando pequeñas anomalías, es anatómicamente perfecta, posiblemente la representación de un cráneo femenino debido a su pequeño tamaño, 12,7 cm. de altura, mientras que su peso es de 5 kg. 

Tantos los prismas ubicados en la base, como las lentes pulidas a mano de los ojos, se combinan para producir un brillo muy intenso. El cráneo, perfectamente tallado en cristal de roca, presenta un alto grado de dureza (siete sobre diez, en la escala de Mohs), de lo que se deduce que sólo mediante fundición del mineral y utilizando un molde, el tallado con otras piedras preciosas de igual o superior dureza (como el diamante) o un laser podría obtenerse algo parecido. Pero los mayas no poseían la suficiente capacidad técnica como para enfrentarse a semejante empresa. 

 

En 1970 la familia Mitchell-Hedges entregó el cráneo a los laboratorios de Hewlett Packard para su estudio, en los cuales pudo comprobarse que el cristal fue tallado en contra del eje natural del cristal, a pesar de que los modernos escultores no lo harían, porque esto provocaría la rotura de la pieza de cuarzo, ni siquiera utilizando la tecnología láser, ya que tendría idénticos resultados sobre el cristal. Otro de los hallazgos sorprendentes consistió en que no hallaron evidencia ni rastros de que se hayan utilizado herramientas metálicas. La calavera fue hecha de pura roca cristalina en un proceso de construcción que, generación tras generación, abarcó entre 150 y 300 años. Y dice que durante todos los días de muchas vidas los mayas rasparon la pieza cristalina original con arena. 

 

Los expertos del British Museum hacen remontar la calavera a la civilización azteca, fechando el origen (con muchas dudas ) alrededor del 1300/1400 después de Cristo. Sin embargo, los indígenas que acompañaron a Mitchell-Hedges en Lubaantum (“lugar de las piedras caídas”), y siempre según sus propias palabras, aseguraron que el “Cráneo del Destino” tenía más de 3.600 años de antigüedad. 

 

 

Entre los años 1.991 y 1.993 mientras se hacían prospecciones para la búsqueda de metales preciosos, en un área al este de los Urales junto a los ríos Narada, Kozhim y Balbanyu, fueron apareciendo uno tras otro pequeños objetos de escasos centímetros.... 
Fueron hallados en unos estratos geológicos situados entre los 3 y 12 metros de profundidad, lo que permitió una datación posterior en función del nivel en el que fueron encontrados que oscilaba entre los 20.000 y los 318.000 años. 

 

Los informes fueron concluyentes. Una de las nanoespirales, de 3 cm de largo, estaba compuesta de cobre puro y su estructura era claramente artificial. El grosor era de 80 micras o 0.08 milímetros. Se presentaron fotografías conseguidas con microscópicos electrónicos. Los resultados decían que las proporciones de las espirales son tan regulares y perfectas que no podían tener origen natural. 
El análisis efectuado sobre estos objetos por la Academia de Ciencias de Rusia en Syktyvka, capital de la antigua República Soviética de Komí, determinó que la composición de estos objetos era variada. En los objetos más grandes predominaba la presencia de cobre, mientras que en los pequeños se encontraron la presencia de tungsteno y molibdeno. El tungsteno tiene un alto peso atómico al igual que el molibdeno, con un punto de fusión de 3.410 grados centígrados para el primero y de 2.650 para el segundo. 

 

También se señaló, para añadir si cabe mayor confusión al tema, que las espirales habían sido elaboradas siguiendo el patrón de la Relación Áurea, basadas en el numero Phi, como se ha observado a lo largo de los años con algunas construcciones geométricas sagradas, como la gran pirámide de Keops. 

 

Sorprende enormemente que el tamaño milimétrico de muchos de estos objetos exija una tecnología muy desarrollada para su fabricación, que incluso hoy en día esta en pleno proceso de desarrollo de lo que se ha dado en llamar “nanomáquinas”, pequeños robots destinados a actuar allá donde la mano del hombre es inoperante, como sería el caso de la microcirugía a nivel cerebral o arriesgadas operaciones dentro de los vasos sanguíneos que no son posibles de efectuar con las actuales técnicas quirúrgicas. 

 

Buscando respuestas sobre el origen de estos fragmentos las explicaciones posibles rozaron varias hipótesis de las cuales ninguna sugiere un origen en nuestra humanidad actual. 
Para Valerie Uvarov estaba claro que aquellos elementos descubiertos en los Urales eran piezas de una tecnología de vanguardia que no podía pertenecer de ninguna manera al ser humano, concretamente al hombre de Neandertal. Llegando aún más lejos al afirmar que se trataría de una gran antena emisora y receptora de señales, que debió ser elaborada indefectiblemente por seres extraterrestres que llegaron a nuestro planeta. 

 

Llama mucho la atención de los investigadores el hecho de que el molibdeno en nuestra tecnología actual se destina a usos militares en la fabricación de misiles de alta tecnología por ello una de las explicaciones probables habla de antiguas guerras antes de nuestra civilización actual y con tecnología muy avanzada. 

 

Descartando la hipótesis extraterrestre habría que empezar a considerar seriamente que nuestro mundo ha sido habitado por civilizaciones tanto o mas avanzada que la actual y que analizando estos fragmentos antiguos, las leyendas y monumentos esparcidos por todo el globo, estas civilizaciones recorrieron senderos muy parecidos al nuestro. 
Quizá los ooparts ofician de silenciosas advertencias a nuestro civilización. 

 

 

Sir David Brewster encontró el martillo incrustado en un bloque de piedra encontrado en 1844 en Kingoodie Quarry, Escocia del Cretáceo, en la era Mesozoica. 141 años después en el año 1985, el Dr. A. W. Medd del British Geological Survey sostuvo que la piedra en la que se halló el martillo era antiquísima arenisca roja 

 

Si bien el martillo fue descubierto en 1844, por Sir David Brewster, fue a partir de 1985 que las modernas investigaciones han permitido determinar hechos que parecen imposibles. 

Y es que el martillo de Kingoodie se encontraba encajado dentro de un bloque de piedra de una arenisca roja muy antigua del período Cretáceo durante la Era Mesozoica, lo cual lo sitúa entre 360 y 408 millones de años atrás 

 

Lo sorprendente es que pasarían algunos cientos de millones de años más para que el hombre apareciera en el planeta, lo cual convierte al martillo en un elemento fuera de tiempo, algo por cierto muy extraño y sin explicación aparente. 

Y si esto ya es sorprendente, todavía falta lo más asombroso. Y es que el martillo no ha sufrido ningún tipo de oxidación en todos esos millones de años por los que ha pasado. 

Ciertamente, espero que el avance de la ciencia y la tecnología encuentren las respuestas a estos hechos trascendentales 

 

 

En 1921, el British Museum recibió un cráneo humano, hallado en curiosas circunstancias. Cuando los trabajadores de una mina de cinc de Zambia (antigua Rhodesia del Norte) se dedicaban a terraplenar una colina llamada Broken Hill, y que no medía más allá de veinte metros de altura, encontraron una galería obstruida que desembocaba en una caverna. La cueva estaba abarrotada de restos humanos, y todo daba la impresión de ser aquél un lugar de enterramiento prehistórico. Pero no se tuvo gran cuidado en la recuperación de los huesos: entre los pocos que llegaron a manos de los paleontólogos, se encontraba un enorme cráneo humano de frente huidiza, grandes arcos superciliares y una estructura facial muy brutal y primitiva, de tipo netamente neanderthaloide. Pese a que no se pudo establecer una estratigrafía precisa, la antigüedad de los restos óseos era evidente. 

 

Los paleontólogos colocaron al "hombre de Broken Hill" u "hombre de Rhodesia", que por ambos nombres se le conoce, en la estirpe filogenética humana, y le llamaron "el Neanderthal africano". Pero estudiando el cráneo vieron dos cosas, una de ellas aparentemente inexplicable: aquel ser, que había vivido quizá hacía un millón de años, había sufrido una enfermedad dental. Y a ambos lados del cráneo presentaba dos orificios de igual diámetro, que dejaron perplejos a los expertos. A juicio del profesor Mair, de Berlín, parecían los orificios de entrada y salida que dejaría una bala moderna. 

 

El enigma que esto planteaba parecía insoluble. Alguien aventuró una hipótesis imposible: ¿Y si el hombre de Broken Hill hubiese sido un fósil superviviente, muerto de un disparo por un cazador moderno? Esto aparte de ser absurdo no explicaba, su presencia en una caverna que llevaba cerrada, al parecer, miles de años. Y ante este "hecho consumado", la Ciencia se encogió de hombros... 

 

 

Moià es un pueblo, de unos 5000 habitantes, situado a unos 40 kilómetros al norte de Barcelona (Cataluña-España). 
En los alrededores de Moià se halla situada la Cova del Toll, una cavidad natural subterránea, recorrida por un curso de agua y que se utilizó como asentamiento humano desde finales del paleolítico hasta la edad de bronce. 
De hecho, tanto esta cueva como la de las Toixoneres, sirvieron de refugio y de cámaras sepulcrales a los humanos de aquellas épocas. Las excavaciones, iniciadas en los años cincuenta (la entrada principal fue descubierta el 29-10-1954) evidencia la presencia de una riquísima fauna en este lugar, que es considerado por los expertos como una de las zonas con mayor riqueza de especies animales del cuaternario, y que se corresponde con la última glaciación de esa era o Período Wurm. 

 

Este cráneo encontrado, es ya el de un hombre moderno: un ejemplar de la raza de Cro-Magnon, que vivió sin duda hace seis o siete mil años. Pertenece a un hombre de gran talla y edad avanzada para la época: aproximadamente 1,70 m de estatura y unos cincuenta años de edad. Procede, como el resto del esqueleto y otros esqueletos contemporáneos, de la cueva del Toll (Moía, Barcelona, España), interesante cavidad subterránea recorrida por un curso de agua y que constituyó un albergue humano durante unos cinco mil años, desde los albores del Paleolítico hasta la Edad del Bronce. Los restos de animales (Ursus spaeleus u oso de las cavernas, tigre de dientes de sable, hienas e incluso huesos de rinoceronte lanudo) abundan en ella, junto con restos, utillaje y ajuar humanos. Todo ello ha permitido montar varias salas interesantísimas en el Museo Arqueológico de Moiá. 

El esqueleto encontrado esta perfectamente conservado, cuyo hueso frontal presentaba una perforación perfectamente circular, que evocaba de inmediato la que produciría una bala moderna. El orificio era completamente circular, por lo que se descartaba que hubiera podido ser causado por una punta de lanza de sílex, que hubiera producido una fractura traumática irregular, estrellada, el ángulo de penetración del supuesto proyectil causante de la herida era de arriba abajo y ligeramente de derecha a izquierda, el orificio se abría en el hueso frontal y daba directamente al seno frontal derecho, en cuyo tabique del fondo no se apreciaba orificio de salida y el supuesto proyectil, por tanto, debió de quedar alojado en el seno frontal. Según se dedujo el sujeto debió sobrevivir a la herida, pues los bordes del orificio aparecían esclerosados (callo óseo), y, además, ésta no afectaba a ninguna parte vital. 
el enigma de los disparos imposibles sigue sin respuestas... 

 

 

en la primera planta del Museo Egipcio de El Cairo hay una pieza que se halla en una vitrina solitaria, quizás porque los sucesivos conservadores del museo no han sabido donde ubicarla entre el gran catálogo de objetos recuperados de las ruinas egipcias en las excavaciones arqueológicas del siglo pasado. Se trata de la rueda o disco del príncipe Sabu 

 

Nos remontamos hasta su descubrimiento, allá por el año 1936 en la región de Sakkara, más exactamente en el Templo de Zóser. Allí dirigía Brian Walter Emery una de las muchas excavaciones arqueológicas que se realizaban en Egipto cuando dio con la tumba del Príncipe Sabu (nº 3111), entre los muchos utensilios encontrados en la tumba, uno en concreto llamó la atención de Emery, se trataba de un objeto circular de 61 centímetros de diámetro y 10.6 centímetros de altura en la zona central, fabricado con suma delicadeza en un tipo de piedra llamada esquisto, que según parece requiere de un tallado muy trabajoso. 

 

El objeto tenía forma de plato o volante cóncavo, con tres palas curvadas hacia el interior que recuerdan a una hélice de barco, con un orificio en el centro que se asemeja al de las poleas de o las ruedas, y que se puede presuponer como receptor de algún eje. 

Apunto que el Príncipe Sabu fue hijo del Faraón Adjuib, correspondiente a la I Dinastía que reinó en Egipto aproximadamente sobre el 3000 A.C. y que junto al enigmático disco del que hablo, también fueron encontradas varias piezas de cobre en su ajuar fúnebre, lo que indican el gusto refinado y exigente del príncipe ya que el cobre hacía varios siglos que se trataba en Egipto, pero su uso todavía estaba restringido a los personajes más poderosos. 

 

Está fabricado con un material corriente en la época y, pese a su curiosa forma, su desarrollo no requiere de una tecnología futurista ni tiene una perfección que vaya más allá de la de las habilidosas manos que lo tallaron, de modo que su extrañeza para catalogarlo como un “objeto fuera de su tiempo” se basa simplemente en su forma y en nuestra incapacidad para encajarlo dentro de un uso lógico o conocido en la época en que fue construido. 

 

La rueda llegó a Egipto tras la invasión de los Hicsos al final del Imperio Medio, en el 1640 a.C. con lo que especular o nombrar a este objeto como rueda no tiene mucho sentido, en primer lugar, por pura lógica, ya que se presupone que el conocimiento o la invención de algo tan revolucionario y útil como la rueda hubiese conllevado su uso a diestro y siniestro en una cultura tan aficionada a la construcción como la egipcia, y está demostrado que no fue así hasta la mencionada llegada de los hicsos y sus carros de combate. Por otro lado, construir una rueda en un material tan delicado como el esquisto se antoja poco útil para las utilidades que podemos imaginar para la rueda. 

En fin, que pasados más de setenta años desde su descubrimiento seguimos igual que al principio y la frase de su descubridor se puede volver a pronunciar sin cambiar ni una sola letra: “…no se ha conseguido ninguna explicación satisfactoria sobre el curioso diseño de este objeto”. 

 

 

¿Un reloj suizo de la dinastía Ming? 

 

Unos arqueólogos chinos, mientras excavaban en unas tumbas de la dinastía Ming, encontraron un anillo metálico muy similar a los anillos-reloj que se usan hoy en día. Sorprendentemente, en la parte trasera del anillo está grabada la palabra Suiza. Según los arqueólogos, esta tumba estaba completamente sellada desde hace cuatro siglos. Las ahujas del reloj marcan las 10:06. 

El reloj anillo fue descubierto cuando dos arqueólogos estaban haciendo un documental con dos periodistas de la ciudad de Shangsi. 

 

“Cuando tratamos de quitar la tierra alrededor del ataúd, un pedazo de roca de repente cayó y cuando choco con el suelo hizo un sonido metálico,? Dijo Jiang Yanyu, ex curador de la Región Autónoma del museo de Guangxi. 


Encuentran un reloj en una tumba de la dinastía Ming 

26 enero 2009 – 12:54 
Escrito en ARQUEOLOGIA, Civilizaciones, CURIOSIDADES, Hechos insólitos, Micro notícias, Ooparts y objetos extraños 
Etiquetado ARQUEOLOGIA, dinastia Ming, misterios arqueologicos, nanotecnologia, notícias asombrosas, OOPARTS, Pirámides de China, reloj encontrado en tumba dinastia ming 

¿Un reloj suizo de la dinastía Ming? 

Unos arqueólogos chinos, mientras excavaban en unas tumbas de la dinastía Ming, encontraron un anillo metálico muy similar a los anillos-reloj que se usan hoy en día. Sorprendentemente, en la parte trasera del anillo está grabada la palabra Suiza. Según los arqueólogos, esta tumba estaba completamente sellada desde hace cuatro siglos. Las ahujas del reloj marcan las 10:06. 

El reloj anillo fue descubierto cuando dos arqueólogos estaban haciendo un documental con dos periodistas de la ciudad de Shangsi. 

“Cuando tratamos de quitar la tierra alrededor del ataúd, un pedazo de roca de repente cayó y cuando choco con el suelo hizo un sonido metálico,? Dijo Jiang Yanyu, ex curador de la Región Autónoma del museo de Guangxi. 

“Recogimos el objeto, y encontramos un anillo. Después de la eliminación de la cobertura del suelo y examinar más a fondo, nos quedamos conmocionados de ver que era un reloj”. 

La excavación se ha suspendido hasta que se resuelva este misterioso hallazgo. ¿Se trata de un nuevo Oopart? ¿Un olvido de algún temponauta? O quizás, la tumba, al contrario de lo que aseguran los arqueólogos, no estuvo sellada durante los cuatro últimos siglos y los saqueadores se pasearon por allí hace un siglo. 

 

 

he encontrado unas peculiares fotografías de la Catedral de Salamanca. Actual sede de la Diócesis de la ciudad, la catedral consta de dos partes una conocida como la Vieja Catedral y la segunda como la Nueva Catedral. La parte más nueva fue construida entre 1513 y 1733, es decir mucho más antigua que un evento histórico que rememora parte de su fachada. Al parecer en uno de las paredes de la catedral que está muy ornamentada y donde aparecen algunos escudos heráldicos, existe un extraño personaje que sin lugar a dudas es un astronauta moderno. 

 

¿Qué hace un personaje semejante en dicha catedral? Pues es un misterio, podríamos especular que algún obrero con ganas de cachondeo coloco ahí esa figura en algún momento 

 

o esta es una prueba más que ratifica otros testimonios de la presencia de extraterrestres en el planeta, tantas veces repetida, en las costumbres y tradiciones de los hombres desde épocas anteriores a la Biblia. 

Las autoridades, hasta ahora, no han dado ninguna explicación a este curioso icono de la Catedral de Salamanca.